ESCAMITA LA SIRENA

En una cálida mañana de brillante sol, Juanón con su mono en su barca se montó. Era una barca barquita, que no era muy grande, ni tampoco chiquita. Juanón era un chico osado y valiente que salía en su barca a pescar los chanquetes en las aguas del norte, pues allí se encontraban y después al mercado Juanón les llevaba, los vendía a buen precio y podía comprar carne y galletas y plátanos para Omar. Omar era un lindo monito, ni grande ni chico. Juanón en un viaje en una isla paró y Omar en silencio en el barco montó y desde entonces y hasta ahora es un mono marinero que a la hora de viajar se apunta el primero y cuando Juanón pesca, Omar le ayuda y le hace compañía.



En esta mañana que os voy a contar, salieron como os digo Juanón y Omar montados en la barca. Iban a pescar como cualquier otro día ¡pero este no sería igual! Estando navegando ya en alta mar, se escucho un sonido muy particular, era un canto, un canto muy especial y de una belleza sin comparación. Miraron a un lado y después al otro y allí a lo lejos vieron un rostro, la cara más linda que puedas imaginar. Estaba en el agua, cantando sin parar. Juanón embobado no podía ni hablar y el travieso Omar no paraba de saltar. Se acercaron suave y muy despacito, cruzando el mar sin hacer ningún ruido, escuchando la suave y dulce canción, contemplando a la joven con admiración. Cuando estuvieron junto a la hermosa chica, Juanón muy galante así le decía:

-¿Quién eres tú que en los mares te bañas? ¿No tienes cerca ni una pequeña barca? ¿Cómo a la orilla tú podrás volver? Monta en mi barca, yo te llevare. La linda chiquilla a Juanón miró y le dijo bajito: -Aquí vivo yo, el mar es mi casa y allí en la profundidad es donde siempre me podrás encontrar. Juanón boquiabierto no puede ni hablar.

-¿Eres tu acaso, tú eres tal vez, Escamita la sirena a quien nadie pudo nunca ver? -Si, esa soy yo. -¿Quién te hablo de mi? -A un viejo marinero pude una vez oír que en el mar existía alguien así. Omar muy travieso empezó a saltar y de un brinco cayó al mar, muy asustado empezó a chillar y Escamita la sirena le fue a salvar. Juanón enfadado le empezó a reñir pero el muy osado le dijo así: - Me quedo en el mar con la bella Escamita, voy a cuidarla como una princesita.

- Princesita dices- exclamó la sirena- esa palabra en verdad me da pena. - Pena ¿por qué?- Le dice Juanón y al verla llorar también él se apena un montón. - Hace algún tiempo que a la orilla del mar, siendo casi una niña salí a pasear. Mi padre el rey era muy anciano y me tenía prohibido salir de palacio, pero yo sin pensar le desobedecí y a la orilla del mar corriendo me fui. Estando sentada con el agua en mis pies, apareció de repente algo que yo no podía creer, contuve en silencio la respiración, con los ojos abiertos, casi se me sale del pecho el corazón. Cuando de repente aquella cosa rugió ¡ah,ah,ah,ah! Te quiero para mí, tú serás mi esposa la reina de aquí. Asustada corriendo me levanté, pero con un enorme tentáculo él me agarro, insistiendo en que fuese reina del mar. Me arrastró hacia adentro y se quería casar. Yo entonces me negué a comer y al ver que de hambre me podía morir, muy enfadado hizo un conjuro para mí: ¡Tetrala, tetrala, tralaralá que esta princesa se quede en el mar, que pierda las piernas y no tenga pies, que estos se conviertan en cola de pez. Tetrala, tetrala, tetralaté se cumpla el conjuro de Calameré! y….Desde entonces aquí estoy, en el mar soy prisionera del horrible calamar. Algún marinero me quiso salvar pero él es más fuerte y los mata sin piedad.

Al pequeño Omar le temblaba el cuerpo y Juanón le dijo a la sirena: -¡No tengas miedo! Al fondo del mar yo bajaré, y a ese calamar su merecido le daré. Espérame mañana en este lugar. Aquí yo vendré para acabar con el calamar. Al día siguiente Juanón regresó. Llevaba cargada la barquita y a Escamita llamó. La alegre sirena al punto apareció, ¡cuando de repente todo tembló! la barca, Omar y el mismo Juanón. Grande muy grande, el horrible calamar sus cientos de patas empezó a agitar, entonces Juanón muy listo que era, sacó de la barca un cargamento muy especial: cientos y cientos de bolígrafos usados y que ya no pintaban por estar gastados. En todas las patas de calamar, Juanón uno a uno les fue a clavar. El calamar rugía, gritaba y decía:

-¿Qué es esto? ¿Qué quieres de mí? Escamita es mía ¡yo en sirena la convertí! Pero ¿sabéis lo que paso?.... Los bolígrafos usados de la tinta del calamar se habían llenado, dejándole como podéis imaginar sin fuerza alguna para luchar. -¡Rompe el hechizo! Juanón le grito. Y…prendido en sus ojos Omar insistió: - ¡Rompe el hechizo! -¡No, no, no! - Rugió el calamar y Juanón más bolígrafos le fue a clavar. -¡No, por favor! ¡No ó moriré! Ahora el hechizo yo romperé.- ¡Tetrala ,tetrala, tetralatá! Que Escamita la sirena piernas tenga ya ¡Tetrala, tetrala, tetralaté! Que no tenga más cola de pez. Así Escamita de nuevo volvió a ser princesita como cuando del palacio salió y cuenta la historia que con Juanón se casó y Omar el monito su vida alegró. Dicen también los que van a pescar que hay una escuela en el fondo del mar y el profesor es D.Calamar, reparte bolígrafos a diestro y siniestro, les llena de tinta pues tiene repuesto y los pescaditos que os vais a comer ya saben casi todos escribir y leer. Aprended vosotros, aprended sin parar, como lo hacen ahora en el fondo del mar.